Los malos placeres, los del hombre común, proceden del tener: casarse, procrear, fundar una familia, correr tras el dinero, codiciar los honores, aspirar a la riqueza, tener en consideración la opinión de los demás, esperar la fama, frecuentar a los poderosos o a los personajes notorios, viajar, dedicarse a la política, que son otros tantos vicios, perversiones y objetivos que pudren la existencia. La búsqueda de estos falsos valores conducen indefectiblemente al desencanto, la desilusión, la lamentaciones. Ficciones, falsas apariencias, bromas, cuentos..."
A propósito de Diógenes de Sinope, el Perro Regio.
Michel Onfray. Las sabidurías de la antigüedad (Contrahistoria de la filosofía I)
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