miércoles, 18 de abril de 2007

Consumimos 154.833 millones de sopa al año, y seguimos siendo unos capullos

¿Cuántos tipo de sopa hay en el mundo?
¡Incontables! He recorrido toda Europa y toda Sudamérica y parte de Asia catando sopas: en todas partes cuecen sopas.
¿Qué país da sopas con honda a todos?
Polonia. Es el país más sopero del mundo: el 90% de la población toma dos platos a la semana. El 16% de sus comidas son sopas.
¿Tenemos que comer mucha sopa los españoles para alcanzar a los polacos?
Consumimos 154.833 millones al año, ¡la mitad que ellos! Pero tenemos algo en común con los polacos: un 75% de las que tomamos son caseras. En el resto de los países no llegan al 50%.
¿Cuál es la sopa más universal de todas?
La sopa de pollos de fideos. ¡La encuentro en todas partes del mundo!
¿Y la sopa más antigua conocida?
No lo sé. Supongo que primitivamente debió ser primero una infusión con fines medicinales, y eso más tarde se convertiría en recurso culinario.
¿Y cómo será la sopa del futuro?
Dependerá de la evolución de los gustos.

Entrevista a Jaume Drudis (diseñador de sopas), de Víctor-M. Amela, en la La contra de La Vanguardia.
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La sopa. Una de las teoría dice, al menos acerca del origen del cocido en España, que deriva de los caldos judíos, la adafina. Durante la celebración del sabath, muy listos ellos, no podían cocinar, ni follar, ni fregar, ni comerciar..., pero tenían que comer, ¡el estómago no entiende de paciencias, Job! Así que devoraban el cocido del día anterior, sin saber que podría ser el último en la Expaña de la Inquisición. La sopa es un maridaje- odio la palabra que recuerda a Fernando e Isabel- completo, un verdadero manjar, ora primitivo, ora sublime. Debiera convertirse en un símbolo: a cocer a Zapatero, Otegi, Rajoy, los pijos de Serrano, lo kinkis king de la periferia, los agricultores, el peón de la mina, el empresario, el diseñador, el especulador: todos adquiriendo el sabor del otro, dejando de lado el exclusivo uno mismo para sumergirnos en un apacible letargo; un pocero que vive en una infravivienda, un miki king despertando en un chalet de la Moraleja perfumado con la fragancia roja de Expaña. Por eso el cocido es tan caro (30 euros), por eso me empeño en ser la guindilla, para ver como armonizas esto: mi rabia. Sólo el cambio climático podrá cocernos a todas, y yo ya estoy al sol.

2 comentarios:

sachi dijo...

Me ha encantado lo de ir adquiriendo el sabor del otro en una sopa gigante. No vendría nada mal, la verdad...

Javier Rada dijo...

La historia sería saber que clase de sopa somos, ¿sopa de ajos, siempre repitiendo lo mismo?